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Betula pendula

Abedul (1)

Abedul (cast.); bedoll (cat.); urkia (eusk.); bidueiro (gall.); vidoeiro (port.); silver birch, warty birch (ing.).

Autóctona

«Y la alfombra es puro helecho, / Y los muros abedul, / Y la luz viene del techo / Del techo de cielo azul».

‘Odio la máscara y vicio’, José Martí

DESCRIPCIÓN

Árbol caducifolio de hasta 30 m de altura de copa irregular más o menos redondeada. La corteza es blanca en los ejemplares jóvenes, aunque se agrieta y oscurece un poco con la edad. En Nuevo viaje a España. La ruta de los foramontanos, el escritor y periodista Víctor de la Serna describe su corteza muy acertadamente: «El abedul, de tronco como de hueso bruñido…». Las ramas se disponen colgantes, al menos en las puntas, y las ramillas jóvenes y las yemas son lampiñas, lo que lo distingue de la otra especie de abedul ibérico (Betula pubescens Ehrh.). Las hojas son alternas, serradas, más o menos romboidales —en ocasiones algo acorazonadas o triangulares— y terminadas en punta fina. Las flores masculinas y femeninas se disponen en largos racimos colgantes y flexibles llamados amentos. Tras la fecundación, favorecida por el viento, se forman las semillitas, que tienen unas alas que son generalmente más anchas que la propia simiente.

ECOLOGÍA

Este abedul tiene unos requerimientos ecológicos similares a los de Betula pubescens Ehrh. Se cría junto a los arroyos, zonas encharcadas y turberas, donde forma masas puras o aparece como acompañante en el seno de bosques de pinos, hayas u otros árboles caducifolios. Rebrota muy bien tras los incendios y alcanza los 2000 m de altitud.

DISTRIBUCIÓN

Se distribuye por casi toda Europa, oeste de Asia y norte de Marruecos. En la Península Ibérica es más abundante en su mitad septentrional, desde Galicia hasta Pirineos, mezclándose en muchas ocasiones con el otro abedul ibérico, y aparece muy disperso en el centro y sur. Hay que destacar las poblaciones relícticas del Parque Nacional de Cabañeros y las más meridionales de la Sierra de Segura y Sierra Nevada.

MÁS INFORMACIÓN

La corteza, junto con las hojas, proporciona un tinte amarillo, marrón claro o castaño rojizo muy sólido dependiendo del curtiente que se emplee.

Decía Lord Baden Powell, militar inglés fundador de los Scouts, que si alguien tuviera la necesidad de encender un fuego en condiciones extremas de frío y humedad, y en las cercanías se dispusiese de abedules, debería recurrir a su corteza. De hecho, la parte más externa blanquecina se desprende bien en tiras muy delgadas que queman mejor que el papel, aunque la humedad sea alta. Su corteza se ha usado también como ‘papiro’ para escribir y como sustituto del papel higiénico en algunos pueblos de Siberia.

Cuenta Ruiz de la Torre que para los rusos el concepto de árbol es el de abedul, por la cantidad de aplicaciones que tienen todas sus partes en aquel país.

Flora iberica distingue dos subespecies. La subespecie pendula, de la mitad norte peninsular, y la subespecie fontqueri (Rothm.) G. Moreno & Peinado, distribuida por las montañas del centro y sudeste.

Esta especie está protegida en la Comunidad de Madrid con la categoría de interés especial y la subespecie fontqueri está en los catálogos de especies amenazadas de Andalucía, Castilla-La Mancha y Castilla y León, y en la Lista Roja de la flora amenazada española.

Betula, nombre latino del abedul, parece ser derivado del nombre galo betu, que también le daban a la resina; pendula alude al carácter de las ramas terminales, que aparecen colgantes.