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Ailanthus altissima

Árbol del cielo, ailanto

Árbol del cielo, ailanto (cast.); ailant (cat.); ailantoa (eusk.); ailanto, árbore do ceo (gall.); ailanto, ailanto-da-China (port.); tree of heaven, ailanthus (ing.).

No autóctona

¿SABÍAS QUE…? Aunque en la descripción botánica de la especie se dice: «Árbol del Cielo, como si quisieran decir que, por su altura, parece lanzarse contra el cielo», en realidad se llama así por su rápido crecimiento.

DESCRIPCIÓN

Árbol que alcanza los 30 m de altura, de corteza lisa y grisácea, cuyo tronco puede recordar a la pata de un elefante. Las hojas son muy grandes, de hasta casi un metro de longitud, caducas, alternas y compuestas por un número impar de hojuelas (imparipinnadas), que le dan un aspecto plumoso. El margen de las hojuelas es irregular, a menudo con lóbulos en la base, y tienen la característica de que huelen mal al ser machacadas, por lo que a veces se denomina a este árbol malhuele. Las flores masculinas y femeninas por lo general salen en distintos pies de planta, con lo cual hay árboles macho y árboles hembra. Los frutos son secos y tienen una semilla del tamaño de una lenteja rodeada de un ala membranosa alargada que le sirve para la dispersión por el viento (sámaras). Cuando maduran se retuercen un poco al secarse.

ECOLOGÍA

Aparece aislado o en rodales e incluso llega a formar bosquetes. Se asilvestra en cunetas, eriales, linderos, vías férreas, cultivos abandonados, escombreras, vaguadas y fondos de valle. Es una planta muy adaptable; resiste bien la contaminación y la sequía y medra sobre cualquier tipo de suelo, pero sufre mucho con las heladas fuertes. Germina con mucha facilidad de semilla y se extiende también por brotes radicales, al punto de que se la puede ver incluso saliendo por grietas de muros y rejas de alcantarillas. Necesita mucha luz y crece desde el nivel del mar hasta los 1500 m.

DISTRIBUCIÓN

Árbol originario del sudeste de Asia que se ha naturalizado en muchas regiones del mundo. En nuestro territorio aparece en todas las provincias, a veces como ornamental y a menudo asilvestrado, llegando a convertirse en especie invasora en muchos lugares. Está incluido en el Atlas de las plantas alóctonas invasoras en España.

MÁS INFORMACIÓN

Se cultiva como ornamental desde el siglo XVIII por su rápido crecimiento, para sujetar taludes y crear sombra. A mediados del siglo XIX, el mismo descubridor de las cuevas de Altamira, Marcelino Sáez de Sautuola, escribió una carta a la Sociedad de Aclimatación de Francia en la que comentaba una exitosa plantación de ailantos, ya por entonces muy apreciados por sus valores medicinales y ornamentales.

Flora iberica dice: «En medicina popular oriental se ha utilizado sobre todo la corteza de la raíz y del tallo. Se le atribuyen propiedades diuréticas, antiespasmódicas, astringentes, eméticas, febrífugas, rubefacientes y vermífugas, para tratar, entre otras, la malaria, la disentería, las alteraciones del ritmo cardíaco, el asma, la epilepsia, el cáncer, la gonorrea, los dolores estomacales, etc. También se usa como herbicida e insecticida. Ciertamente, tienen una serie de cuasinoides, entre ellos la ailanthinona —con actividad probada como amebicida, antileucémica, antimalárica, antiplasmodial, antimicótica, antiséptica, fungicida— y la cuasina, con propiedades tales, como tónico aperitivo, como emético y, sobre todo, como insecticida natural. Por su carácter inocuo ha favorecido su uso en muchos países europeos, donde se comercializa. La ingestión de estas plantas puede causar intoxicaciones de importancia menor, como vómitos y diarreas; por contacto, puede ocasionar dermatitis».

Por otro lado, su madera, que es muy ligera y se tornea bien, no es de buena calidad pero sí adecuada para elaborar pasta de papel.

En otoño, las hojuelas caen antes que los rabillos, y éstos, que llegan a medir hasta 75 cm, son a veces usados por los niños como un látigo de juguete.

Ailanthus deriva de la voz malaya aylanto, con la que se designa a este árbol en las islas Molucas, y significa ‘árbol muy alto’ o ‘árbol de cielo’, que es uno de sus nombres comunes. El epíteto específico altissima significa ‘muy alto’.