Carpe (cast.); càrpinus (cat.); xarma, pago lizarra (eusk.); cárpinus (port.); European hornbeam, common hornbeam (ing.).
El carpe produce una madera buenísima, pesada, de tono blanquecino, muy resistente, dura, difícil de trabajar y apreciada en tornería.
Proporciona un combustible de elevado poder calorífico y con ella, por su gran resistencia al golpe, se elaboran mazos, bolos, bolas, rodillos de madera, etc.
Por sus propiedades astringentes, las hojas en cocimiento se han empleado para atajar las diarreas.
Gracias a los bellos matices de colores que adquiere en otoño, se ha plantado como ornamental en parques y jardines, costumbre extendida en los países centroeuropeos donde es más común. También puede formar parte de los setos al aguantar bien la poda. Un ejemplo lo encontramos en La Granja, en Segovia. Ya en 1877, el ingeniero de montes Joaquín María de Castellarnau, en su Estudio ornitológico del Real Sitio de San Ildefonso y sus alrededores…, escribe: «Los árboles que figuran en la plantación lineal son, principalmente, el tilo, el olmo, el castaño de Indias y el carpe (haya francesa), y esta última se emplea también en la formación de setos».
El carpe está incluido en los catálogos de especies amenazadas y protegidas y en las listas rojas de plantas vasculares del País Vasco y de España.
Carpinus era el nombre con que los romanos designaban al carpe y a su madera; betulus alude a su semejanza con el abedul, Betula, que pertenece a la misma familia.