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Alnus glutinosa

Aliso

Aliso, humero (cast.); vern (cat.); altza (eusk.); ameneiro (gall.); amieiro-vulgar (port.); common alder, black alder, European alder, alder (ing.).

Autóctona

No es llano del todo, es algo convexo, se hunde misteriosamente allá, hacia los humeros, al besar el arroyo».

‘Doña Berta’, Leopoldo Alas, ‘Clarín’

DESCRIPCIÓN

El aliso es un árbol esbelto que llega a medir 25 m, de corteza gris y escamosa y que a menudo tiene la copa cónica, como las coníferas. Así nos lo recuerda de nuevo el novelista ‘Clarín’ en Doña Berta: «Al extremo NO. del prado pasa un arroyo orlado de altos álamos, abedules y cónicos humeros de hoja oscura...». Las hojas son caducas, simples, alternas, redondeadas, oblongas e incluso acorazonadas, de 4-14 cm, de contorno algo irregular y sinuado, con el margen finamente serrado o dentado y generalmente con el ápice escotado y no en punta. Las flores masculinas se disponen en largos pedúnculos colgantes denominados amentos que albergan el polen. Y no queda aquí el parecido con las coníferas, pues las flores femeninas forman al madurar unas estructuras semejantes a pequeñas piñas que contienen las semillas.

ECOLOGÍA

Esta especie vive asociada a los cursos de agua formando bosques galería llamados alisedas y cohabita con sauces, álamos, olmos y fresnos. Soporta bien la poda, pero sufre mucho si los cauces se quedan secos, sobre todo si sus raíces quedan al aire aunque el nivel freático sea superficial. Suele desarrollarse mejor en la media montaña, ocupando sotos, fondos de valle de aguas permanentes y en suelos más o menos profundos y desarrollados. No sube mucho en altitud, hasta los 1700 m aproximadamente. Aunque es indiferente al sustrato, se desarrolla mejor sobre los carentes de cal. Además, sus raíces tienen unos nódulos donde vive en simbiosis un hongo fijador de nitrógeno atmosférico, por lo que esta planta fertiliza los suelos que ocupa.

DISTRIBUCIÓN

Habita en la mayor parte de Europa, Asia y noroeste de África. En la Península Ibérica es una especie común y la encontramos más abundante al occidente. Escasea o desaparece en las regiones más secas, hacia el este y sureste, y está ausente en Baleares.

MÁS INFORMACIÓN

La madera recién cortada es amarillenta, pero se torna rojiza al cabo del tiempo. No se considera de buena calidad, pero como es fácil de tornear con ella se elaboran pequeñas piezas como cubiertos, mangos, lápices, cuencos, zuecos, cajas, juguetes, patas de muebles, etc.

Su facilidad para teñirse la hace pasar por otras especies más nobles como la caoba o el ébano, pero además el aliso es una planta que sirve para teñir de verde con las hojas, de rojo con la corteza y de marrón o pardo con las ramas.

Por su riqueza en taninos la infusión de su corteza se usa para cortar la diarrea (astringente); las ramas y hojas recién cortadas sirven espulgar a las aves de parásitos (desinfectante) y para curtir el cuero (curtiente).

Este árbol tiene también un gran interés como planta ornamental, recuperadora de taludes y cauces, que además mejora el suelo por la fijación del nitrógeno que hacen sus raíces.

Por su interés, reproducimos a continuación la descripción que hace el escritor y periodista Víctor de la Serna sobre los alisos cántabros de la Liébana, en Nuevo viaje de España. La ruta de los foramontanos: «El rey de estos paisajes es el aliso, ese elegante árbol de las riberas, que al crecer en las orillas de los ríos profundos de Liébana busca sol y se alza hasta portes inverosímiles. El aliso tiene una madera blanca y dócil, continua, como un trozo de marfil blanco. Se endurece con el tiempo y es incorruptible con el agua. Tiene unas hojas oscuras brillantísimas, como barnizadas. La baya que desprende, al caer al río, sirve de alimento a los salmones en su época de crecimiento, hasta que ya, de “pintos”, marchan al mar a recorrer la ignota aventura de su desarrollo. (Nadie ha pescado un salmón en el mar…). El aliso, cuando se le hiere, sangra como una criatura. Con su corteza, por dentro de un rojo parduzco, los aldeanos tiñen sus abarcas y sus bastones, donde han tallado misteriosos dibujos que reproducen, de modo inquietante, motivos prehistóricos».

Flora iberica incluye la Alnus cordata (Loisel.) Duby, oriunda del sur de Italia y Córcega, que se cultiva en el norte de la Península. Además, se encuentra naturalizada y en expansión en algunos puntos de los Pirineos como el río Aragón (Huesca) y el río Ulla (Pontevedra).

Alnus era el nombre romano de los alisos, es de raíz indogermánica y viene a significar ‘reluciente’, por los vivos colores rojos y anaranjados que adquiere la madera al ser golpeada. El epíteto específico glutinosa quiere decir ‘pegajosa’, por la viscosidad de sus yemas.