Quejigo, roble carrasqueño, rebollo (cast.); reboll, roure de fulla petita (cat.); erkametza (eusk.); caxigo (gall.); carvalho-cerquinho, carvalho-portugues (port.); Portuguese oak (ing.).
Árbol que puede alcanzar los 20-25 m, de hojas simples, alternas y caducas, pero con la característica de que algunas de ellas permanecen secas sobre la planta hasta que al año siguiente el brote de las hojas nuevas las hace caer; es lo que se llama marcescencia. Las flores nacen en primavera agrupadas en ramillos colgantes de color amarillo-ocre, y sus frutos son bellotas que suelen ser amargas. Flora iberica diferencia dos tipos generales:
Quercus faginea Lam. subsp. broteroi (Cout.) A. Camus. Las hojas tienen 5-15 cm de largo por 2,5-9 cm de ancho, son crenadas (onduladas) o ligeramente dentadas y aterciopeladas por el envés.
Quercus faginea Lam. subsp. faginea. A veces forma rodales achaparrados porque rebrota muy bien de cepa y en muchos lugares se le llama también rebollo, como al melojo (Quercus pyrenaica Willd.). Las hojas tienen 3-6 cm de largo por 1,5-4 cm de ancho, son dentado-serradas y con escasa pelosidad por el envés.En general la madera del quejigo se ha usado para los mismos fines que la de la encina o el roble: combustible como leña o para elaborar carbón vegetal, en la construcción para traviesas y vigas, y sus bellotas como forraje del ganado.
Una especie del género que incluye Flora iberica es la quejigueta (Quercus lusitanica Lam.), de hojas parecidas pero con forma de arbusto achaparrado que raramente alcanza los 3 m. Se distribuye por las provincias costeras desde Galicia hasta Málaga.
La subsp. faginea está incluida en los catálogos de flora protegida de las comunidades de Andalucía, Asturias y Murcia.
Quercus era el nombre romano de los robles en general y de su madera, y por extensión de todos los árboles que producen bellota. El origen del vocablo es celta y significa ‘árbol hermoso’. El epíteto faginea se lo puso el autor de la especie, el francés Jean-Baptiste de Lamarck, porque le pareció que sus hojas semejaban a las del haya (Fagus sylvatica L.), no sabemos por qué, pues en realidad son bien diferentes. El epíteto broteroi está dedicado al botánico portugués Félix de Avelar Brotero.