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Juniperus phoenicea

Sabina negral, sabina mora

Sabina negral, sabina mora, sabina negra (cast.); savina (cat.); miter feniciarra (eusk.); zimbreira (port.); phoenicean juniper, Arâr (ing.).

Autóctona

«Después subí desde Málaga a Córdoba... Me habría gustado pasar por Ronda para visitar sus sabinas, pero no pudo ser...».

‘El imposible olvido’, Antonio Gala

DESCRIPCIÓN

Esta sabina es un arbolito que alcanza los 8 m. Si lo vemos a menudo como arbusto es porque se ha explotado tanto y su crecimiento es tan lento que escasean los ejemplares grandes. Su corteza es gris cenicienta y la copa globosa y densa. Las ramillas son cilíndricas y lisas al tacto, a diferencia de J. thurifera. Están formadas por hojas en forma de escama, de un verde intenso, bastante uniformes en su tamaño y que aparecen imbricadas como las escamas de los peces. Sin embargo, se pueden ver hojillas recién salidas y jóvenes que son como las de los enebros, en forma de pequeña aguja. Los ejemplares suelen tener los conos masculinos y los femeninos separados en el mismo pie de planta. El fruto (en realidad falso fruto), que se llama gálbulo, es globoso, mide de 8-10 mm y es de color rojizo o naranja oscuro al madurar.

ECOLOGÍA

Esta subespecie se cría como acompañante del matorral seco mediterráneo, creciendo en laderas, páramos y grietas de roca sobre cualquier tipo de sustrato, si bien es más abundante en los calcáreos. Crece hasta los 1400 m de altura en zonas montañosas, por lo que realiza una insustituible labor de sujeción del suelo en zonas pedregosas o de gran pendiente. No llega a aparecer formando bosques, lo más en rodales y con frecuencia solitaria. Aguanta excelentemente las condiciones de ventiscas, sequía y frío del interior peninsular.

DISTRIBUCIÓN

Habita en toda la región mediterránea y alcanza las islas Canarias. En la Península Ibérica es más abundante en las provincias orientales.

MÁS INFORMACIÓN

Como en todas las especies del género, su madera aromática es muy resistente a la podredumbre y se ha usado para tallar pequeños objetos debido a su limitado porte; también para elaborar carbón vegetal de buena calidad. Sus hojas se han usado por sus propiedades abortivas, pero es una planta tóxica que puede producir serios trastornos.

Flora iberica describe para nuestro territorio la subsp. phoenicea. Además, esta subespecie aparece en los catálogos de flora protegida o amenazada de las comunidades de Andalucía, Baleares y Murcia.

Juniperus es el nombre que los romanos daban a los enebros y a su madera; phoenicea quiere decir que procede de la antigua Fenicia, en el oriente mediterráneo.