Álamo blanco, álamo (cast.); àlber (cat.); zurzuria (eusk.); chopo branco, álamo branco (gall.); choupo branco, álamo-branco (port.); silver poplar, abele, silverleaf poplar, white poplar (ing.).
La madera es blanda y se usa para la obtención de pasta de papel, para tallar pequeños objetos y confeccionar cajas y embalajes, pero es mala como leña o para obtener carbón. Las hojas se han usado como ramón para el ganado y, junto con la corteza, para teñir de amarillo; también en infusión para reducir la fiebre. Se usa mucho para restaurar taludes, y por sus hojas y porte esbelto como planta ornamental.
Se hibrida con otras especies del género, sobre todo con P. tremula L., de donde parece proceder P. x canescens. Una variedad muy frecuente en parques, márgenes de caminos y carreteras es el llamado chopo bolleana (P. alba L. var. pyramidalis Bunge = P. bolleana Lauche), que desde hace muchos años se planta con profusión por su esbelto porte. Es originario del Turquestán y ocasionalmente se asilvestra.
De las citas literarias que incluyen a los álamos hemos seleccionado dos. El escritor Antonio Gala, en su novela Muerte en el jardín, dice: «Hay que talar los cipreses de la tapia. Y esos dos álamos, porque sus raíces levantarán las piedras. […] Bajo el álamo muerto, vivo entonces, escribí una melodía sobre ese amor ya muerto». Y la escritora cántabra Concha Espina recreó poéticamente la imagen del álamo en estos versos:
«Álamo caminero
con lazo de primera comunión;
gigante niño bueno
en la procesión
interminable del sendero […]
Madera para cunas y ataúdes;
ramazón en la lumbre…».
Populus es el nombre latino de los álamos y chopos, que significa ‘el pueblo’, es decir, sería el ‘árbol del pueblo’. El epíteto específico alba alude al aspecto blanquecino del envés.