Cerezo (cast.); cirerer (cat.); gereziondoa (eusk.); cereixeira (gall.); cerejeira (port.); wild cherry, sweet cherry, bird cherry, gean (ing.).
«… le dijo que hirviera en agua corteza de cerezo, verdolaga y hojas de frambuesa, y que se tomara la infusión. […] Pero a la tarde del día siguiente, Yonah arrancó unas tiras de corteza de cerezo silvestre…».
‘El último judío’, Noah GordonSu madera posiblemente sea, junto a la del nogal, la más apreciada por los ebanistas. Es dura, fina y de color rojizo.
El cerezo silvestre es la especie originaria de todas las variedades de cultivo y se usa como patrón de injerto por su rusticidad.
Por su vistosa floración y colorido en otoño también se planta mucho como ornamental.
Con las cerezas, además de su consumo en fresco, se elaboran mermeladas y licores como el kirsch, y dicen que alivia o calma las hemorroides, las varices y las resacas después de las borracheras.
En el ámbito literario podemos mencionar la obra dramática de Gabriel Miró Las cerezas del cementerio. O recordar las palabras del escritor Miguel Delibes en El camino: «En otra ocasión, [Germán, el Tiñoso] se desplomó desde un cerezo silvestre, donde acechaba a los tordos, sobre una enmarañada zarzamora, […] Daniel, el Mochuelo, apenas desayunó regresó al pueblo. Al pasar junto a la tapia del boticario divisó un tordo picoteando un cerezo silvestre junto a la carretera». O las del escritor y científico alemán Rudolf Erich Raspe en Las aventuras del barón Münchhausen:«Un año o dos después, volví a pasar por el mismo bosque y, ¡oh sorpresa!, vi un magnífico ciervo que llevaba entre los cuernos un cerezo de diez pies de alto cuando menos».
En el lenguaje popular hay numerosos dichos y refranes que se refieren a las cerezas: «Cerezas y mentiras, unas de otras tiran», que en su versión gallega es «Cereixas e mentiras, unas das outras tiran». La característica de que se enganchen sus rabillos ha generado otras variantes de estos dichos populares: «Las cerezas, tiras de una y te vienen cincuenta»; «Los pleitos son como las cerezas; toman pocos y vienen muchos tras ellos»; «Las desgracias son como las cerezas: de unas a otras se llevan». Y este otro gallego: «As cereixas, tras una vez coarenta».
El cerezo está incluido en los catálogos de flora protegida de Andalucía, Castilla-La Mancha y Madrid.
Prunus era el nombre romano del ciruelo y el que se dio después también a las especies de frutos semejantes con un hueso; avium deriva de avis, que significa ‘aves’, aludiendo a que este grupo de animales es un gran consumidor de sus frutos.