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Punica granatum

Granado

Granado (cast.); mangraner (cat.); minglana (eusk.); miligrandeira (gall.); miligrandeira (port.); pomegranate (ing.).

No autóctona

«¡Granados en cielo azul! / ¡Calle de marineros! / ¡Qué verdes están los árboles, / qué alegre tienes el cielo!».

‘Granados en el cielo azul’, Juan Ramón Jiménez

DESCRIPCIÓN

El granado es considerado un pequeño árbol o arbusto, muy ramoso y habitualmente espinoso, que llega a alcanzar los 5 m. Tiene una corteza de color miel clara, muy agrietada y nudosa en los ejemplares viejos. Las hojas son caducas aunque algo coriáceas, simples, generalmente opuestas, de margen entero, verde brillantes por el haz y mates y algo amarillentas por el envés, y de forma más o menos lanceolada u oblonga. Miden habitualmente 0,8-2 cm de ancho por 2-5 cm de largo, pudiendo llegar a extremos entre 1,5 y 7 cm de largo. Las flores son rojas, solitarias y muy vistosas, como nos recuerda el escritor alicantino José Martínez Ruiz, ‘Azorín’, en El paisaje de España visto por los españoles: «… el granado, con sus flores rojas, encendidas, resalta en lo gris del terrazgo». Al madurar forman un fruto complejo, globoso, amarillo o amarillo-rojizo al madurar, de corteza coriácea, que mide 5-12 cm de diámetro, da nombre a la planta y es comestible. Está formado por una serie de granulaciones jugosas separadas en partes por una membrana amarillenta y amarga.

ECOLOGÍA

Es indiferente al tipo de suelo. Crece desde el nivel del mar hasta los 1100 m. Necesita sol y le afectan las heladas.

DISTRIBUCIÓN

El granado es originario de la región irano-turaniana, incluyendo Anatolia, Siria, Irán, noreste de Afganistán, norte de Irak y partes del Líbano, Jordania e Israel. También se extiende por Asia Central (incluyendo la mayor parte de Kazajistán), Tien Shan y los montes Altái. En Viaje a Persia, el escritor escocés James Baillie Fraser escribe: «Otro día, estando de cacería en Kad, poblado cercano a Teherán y célebre por sus granadas, se puso a la obra y preparó personalmente una considerable cantidad de mermelada…». Parece naturalizado en la cuenca mediterránea oriental y se cultiva desde muy antiguo, lo que ha favorecido que se asilvestre en cunetas, setos y cercanías de los ríos. En la Península Ibérica y Baleares aparece disperso, sobre todo al este y al sur.

MÁS INFORMACIÓN

Se ha cultivado desde antiguo como árbol frutal, para la formación de setos y como ornamental en jardinería. El zumo de la granada es muy refrescante, diurético y contiene muchas sales minerales. De él se obtiene un jarabe con el que se elabora la granadina.

El Corán dice que su fruto purga de odio y de envidia.

Miguel de Cervantes, en El Quijote, escribe sobre Sancho en boca de su amo: «Verdad es que cuando él tiene hambre parece algo tragón, porque come apriesa y masca a dos carrillos; pero la limpieza la tiene siempre en su punto, y en el tiempo que fue gobernador aprendió a comer a lo melindroso: tanto, que comía con tenedor las uvas y aun los granos de granada».

El escritor estadounidense Nathaniel Hawthorne narra en el cuento Las semillas de la granada: «… y después de buscar por todo el mundo, el criado del rey Plutón sólo halló una granada, y para colmo de males tan reseca, que era incomestible. […] En cuanto Proserpina vio la granada en la salvilla de oro, conminó al criado a llevársela…».

En La vuelta al mundo en ochenta días, Julio Verne relata: «Finos, iguales y blancos, sus dientes resplandecen entre las sonrisa de sus labios, como gotas de rocío en el seno medio cerrado de una flor de granado».

Lord Byron escribe en El corsario: «Apenas Conrado tuvo tiempo para dirigir unas palabras a la trémula Gulnara con el fin de tranquilizarla». Gulnara es un nombre de mujer que significa literalmente ‘la flor del granado’.

Punica es el nombre que los romanos daban al árbol y sus frutos, y deriva de la ciudad de Cartago, pues el latín Punicus, -a, -um, quiere decir cartaginés, púnico, de Cartago. El epíteto granatum también es nombre latino y alude a los granos de su fruto.