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Pyrus bourgaeana

Piruétano, galapero

Piruétano, galapero, peral silvestre (cast.); peralloner, perelló (cat.); estripio (gall.); acherea (eusk.); pereira-brava, catapereiro (port.); Iberian pear (ing.).

Autóctona

¿SABÍAS QUE…? El fruto inmaduro de este peral es tan duro que antiguamente los pastores solían guardarlos para usarlos con sus hondas como proyectiles.

DESCRIPCIÓN

Arbusto o arbolito de hasta 10 m de altura, de copa amplia e irregular, con ramillas que a veces acaban en punta espinosa. Hojas caducas, alternas (este carácter se observa mejor en la parte intermedia de las ramas, pues en los extremos aparecen muy juntas), ovaladas u orbiculares, terminadas en punta aguda y con rabillo bastante largo. La lámina mide 2,5-5 cm de largo por 1-4 cm de ancho. El margen es finamente serrado y la lámina de la hoja, aunque es pelosa al brotar, en la madurez es lampiña y de un verde lustroso. Las flores nacen en grupos numerosos en marzo o abril; los pétalos son blanquecinos y más pequeños —generalmente de 8 a 11 mm de largo— que los de Pyrus communis, especie con la que fácilmente se confunde. El fruto es una pera (pomo) pequeña, de hasta 3 cm de largo por 2 de ancho, y su rabillo es más o menos rígido, de 1,5 a 3 mm de ancho.

ECOLOGÍA

Esta especie es indiferente al tipo de suelo sobre el que se asienta, aguanta bien la sequía pero se resiente mucho con las heladas. Crece de modo espontáneo acompañando a encinares, alcornocales o melojares en dehesas, matorrales, orlas de bosque, vaguadas y orillas de caminos o huertas, principalmente entre los 200 y 800 m de altitud.

DISTRIBUCIÓN

Este peralito es una especie típica iberonorteafricana. Su área de extensión se encuentra limitada principalmente al centro y oeste de la Península Ibérica, y al noroeste de África. En España falta en el tercio norte y abunda en toda Extremadura, gran parte de Andalucía, Castilla-La Mancha, algunas provincias de Castilla y León, y la zona suroccidental de Madrid. Su confusión con otras especies de perales, como el peral común (Pyrus communis L.), y el cultivo de este último por sus frutos, complica mucho su distribución y origen real.

MÁS INFORMACIÓN

A veces se recolectan sus pequeños frutos para ser consumidos en fresco o para preparar compotas. Hemos visto ejemplares muy añosos en fincas de caza de los Montes de Toledo donde los guardas esperaban, con cierto interés, la maduración de los frutos para comerlos como golosina y premio a sus paseos. Dicen que los venados, gamos y jabalíes gustan de estas peritas de las que se dan verdaderos atracones en los años de buena producción, que no son todos.

También se usa como patrón de injerto para el cultivo de peras y, antiguamente, los taninos de sus frutos se empleaban como curtientes.

En el lenguaje popular se usan locuciones en las que interviene el fruto del peral, como «poner las peras al cuarto», que significa reprender a alguien con severidad; «no le pidas peras al olmo», que es pedir algo imposible; «ser la pera», para indicar que algo o alguien es indignante, intolerable o sorprendente. Más reciente es la designación en su forma «ser un (niño/a) pera», para describir un modo peculiar de vestir de la gente acomodada. La expresión «partieron las peras» se usa para decir que se llegó a un acuerdo o hubo un trato familiar. En este sentido, el poeta y dramaturgo cordobés Luis de Góngora versa:

«De aquel que con su señor
se iguala a partir las peras,
pues que ya en burlas y en veras
ha de llevar lo peor,
libera nos, Domine».

Esta especie aparece en los catálogos de especies amenazadas o protegidas de las comunidades de Castilla-La Mancha y Madrid.

Pyrus y pirus eran los nombres que le daban los romanos a los perales, derivados de una antigua lengua mediterránea o de la voz celta pir. El epíteto bourgaeana indica que está dedicado al botánico francés Eugène Bourgeau.